“The driller killer (El asesino del taladro)” de Abel Ferrara


 Opera prima del director italoamericano en la que plasma la ambigüedad del ser humano y los limites de una cordura que la sociedad pone en la cuerda floja. Desgarradora y sangrienta cinta para abrir una filmografiara que tiene como elemento predominante la atracción y repulsión de conductas y clichés de la sociedad plasmados en unos personajes que se mueven por terrenos morales destructivos.

 Ferrara nos presenta a un artista plástico y su agobiante situación económica que hace de su ultimo trabajo una lucha a contrarreloj para poder seguir adelante. Dos mujeres bajo el mismo techo que el artista con el que tienen algún tipo de relación liberal a tres bandas y la incapacidad para ayudar o sacar al protagonista del pozo de inspiración en el que esta sumergido hará que poco a poco surjan visiones y des varios mentales del protagonista. Una banda de punk como nuevos vecinos sera uno de los puntos de inflexión para que el artista de Ferrara tome como excusa de evasión un taladro con batería portátil y se convierta en un serial killer y comience a matar vagabundos por doquier.

 Uno de los mejores trabajos de Abel Ferrara que nos hace plantearnos si el estado mental del ser humano esta condicionado por la presión de una sociedad que pone limites para todo y oprime a todos por igual, siendo los individuos diferentes entre si. Es el miedo, el estrés o la incapacidad para ir hacia delante con solvencia y determinación lo que nos hace escapar de ese estado mental “sano” en el que estamos educados. Ferrara no es que nos dibuje a un asesino en serie sin móvil, lo que hace es plantearnos los miedos internos que bien reflejados quedan en la conversación del artista con uno de los vagabundos a los que encuentra por las calles de Nueva York, en un intento por comprender el porque de una situación de exclusión social, ya sea voluntaria o involuntaria. El protagonista se resiste a que su fin sea este y se revela contra ellos y posteriormente contra todo aquel que intente hacer lo posible para que acabe así.

 Un guion falto de ritmo en su primer tramo que hace que nos esforcemos por mantener el interés y la empatia hacia un personaje que evoluciona a pesar de estar rodeado por simples maniquíes irritantes que aparecen en la historia sin peso propio y con una única intención, la de justificar la evolución del personaje central de la trama. Ferrara se hace cargo de su personaje y lo interpreta y lo defiende correctamente.

 El presupuesto es escaso y se nota, el montaje es flojo y en ocasiones malo, pero todo queda eclipsado por algo que es fundamental en el mundo del cine, contar algo y que ese algo tenga contenido, que plantee discusiones tanto internas como externas y Abel Ferrara lo cuenta y lo que cuenta contiene miedos que van mas allá de un asesino con un taladro como arma.

 A recordar la escena de ese conejo sin piel que le regalan y que descuartiza en su cocina, primera liberación del personaje en la que saca todo su odio y se encarniza en una de las escenas con mas fuerza de la película.


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